A enfrentar el hambre
Que en pleno siglo XXI, como lo aseguró la FAO en días pasados, uno de cada seis seres humanos vivan con hambre es un motivo para sentir vergüenza e indignación, sobre todo cuando es sabido que Colombia -donde siguen muriendo niños por desnutrición o por causas asociadas a ella- aporta a esa estadística. Infortunadamente, hasta los voceros naturales de la infancia en Colombia parecen ahora más dispuestos a centrar la discusión del problema en un asunto de cifras sobre fallecimientos -que en este caso oscilan entre cientos, según el Instituto de Bienestar Familiar, y miles, según la Unicef-, en lugar de preocuparse por lo que es evidente.Hasta hace no mucho, representantes de todos los estamentos sociales se rasgaban las vestiduras ante las denuncias de la muerte de niños por hambre en el empobrecido Chocó; el impacto real de los planes de choque de los que se habló para hacerle frente a esta tragedia no lo conoce el país. De hecho, semejante coyuntura ni siquiera ameritó que alguna aut