Obesidad amenaza a niños
Por EMILIO FERNÁNDEZ / CORRESPONSAL / EL UNIVERSAL
CHIMALHUACÁN, Méx.— En la última década, en el país y en el estado de México se han reducido los problemas de desnutrición pero se han incrementado los casos de sobrepeso y obesidad de manera alarmante. Víctor Manuel Torres Meza, subdirector de Epidemiología de la Secretaría de Salud mexiquense lo denomina “traslape nutricional”.
Para muestra un botón: en el estado de México, 33% de la población escolar de siete a 19 años de edad tiene exceso de peso. Eso significa que casi cuatro de cada 10 menores está en esa situación.
Siete de cada 10 adultos mayores de 20 años tienen sobrepeso. El 70% de ellos registra más de 90 centímetros de perímetro abdominal. Mientras ha aumentado en 36% el consumo de refrescos en el último lustro, disminuyó el de frutas, verduras y leche en más del 20%, sobre todo en menores de edad.
Torres Meza aseguró que siete de cada 10 muertes están relacionadas con el cambio de hábitos alimenticios.
En eso coincide Roxana Valdés Ramos, coordinadora del Centro de Investigación y Estudios Avanzados en Ciencias de la Salud Pública de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), quien dijo que a pesar de los altos índices de pobreza en nuestro país, el sobrepeso y la obesidad registran niveles de prevalencia mucho mayores a los de la desnutrición. “Por algo somos el país con los más altos índices de obesidad infantil en el mundo”, lamentó.
“Como pueblo, siempre nos han parecido muy bonitos los bebés gorditos, pero pasamos por alto que la obesidad y sobrepeso tienen que ver con la posibilidad de desarrollar hipertensión arterial a edades más jóvenes, e incluso diabetes mellitus, que hasta hace algunos años sólo se presentaba en los adultos mayores de 40 años y ahora ya es común entre los niños, además de alergias y otras implicaciones sicológicas que afectan la autoestima”, advirtió.
Los especialistas mencionaron que el sobrepeso y obesidad —factores predisponentes para desarrollar diabetes mellitus, hipertensión arterial y enfermedades vasculares, entre otros padecimientos— se presenta de igual manera en áreas urbanas que rurales.
Las autoridades de salud de nuestro país, afirmó Roxana Valdés, ya saben cómo controlar la desnutrición, sobre todo si se considera que es una situación derivada de la falta de recursos económicos. “Empero, el problema de la obesidad tiene que ver con un aumento en la ingestión energética de grasas, hidratos de carbono y azucares simples, así como la falta de actividad física; se trata de una serie de factores que se conjuntan, como que los niños ven cada vez más tiempo la televisión, juegan videojuegos y no existen espacios para que la población realice actividad física regular”, expresó.
Es un problema de salud pública. “Hay problemas de obesidad entre pobres, ricos, población urbana y rural; es muy probable, incluso, que un niño que nació con desnutrición o bajo peso, una vez recuperado, se vuelva obeso”, puntualizó.
Víctor Manuel Torres Meza advierte que los infantes que aumentan el consumo de carbohidratos y harinas blancas, se harán obesos en poco tiempo y desarrollarán enfermedades crónico-degenerativas porque los mexicanos tienen una genética diabetógena.
Desnutrición, otro problema
En México hay 924 mil 550 menores de cinco años con desnutrición. El estado de México, la entidad más poblada del país con más de 15 millones de habitantes, ocupa el tercer lugar a nivel nacional en esa categoría con 116 mil 951 casos, según cifras del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.
De los 125 municipios de la entidad, San Felipe del Progreso, Chimalhuacán, Toluca, Villa Victoria, Ecatepec, Tlalnepantla, Naucalpan, Valle de Chalco, Temoaya y Villa de Allende concentran el mayor número de niños con desnutrición.
En contraste, en Ayapango, Coacalco, Hueypoxtla, Otumba, Papalotla, Zacazonapan, Zumpango y Cuautitlán Izcalli se ha erradicado la desnutrición.
La Encuesta Nacional de Salud de 2006 estableció que en el estado de México, 14 de cada 100 niños menores de cinco años manifestaban desnutrición.
Las carencias en la nutrición comprometen la vida de los infantes, pues son más propensos a las enfermedades, tienen mayores deficiencias en su sistema de defensas, lo que inhibe su capacidad de desarrollar todo su potencial humano, además que las secuelas a nivel neurológico son permanentes, explicó Torres Meza.
Roxana Valdés expuso que no obstante que la desnutrición en la entidad ha disminuido, no deja de ser un problema, pues ese padecimiento acerca a los niños a la muerte.
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