Si sentimos que estamos bien, vivimos más...



El efecto que una dieta equilibrada ejerce en el cuerpo y la mente de quien la sigue, y lo que ocurre a la inversa.


Seguir una dieta sana ayuda a sentirse a gusto con la vida.
Quien sigue una alimentación sana lleva una vida sana en general, adopta hábitos equilibrados, y siente un mayor bienestar psíquico. Nos queda para reflexionar qué está primero : actitud o dieta. El huevo o la gallina.Las personas comen de forma saludable por su actitud ante la vida, o viceversa?

Definitivamente, la actitud ante la vida influye en la forma de alimentarse.
Quien sigue una alimentación de tipo mediterráneo se informa de los estilos de vida más convenientes: sabe que tipo de actividad física le va bien, no fuma, no bebe o toma poco alcohol. Y eso lo convierte en un buen predictor de su longevidad.

Cuando hay salud mental, existe una buena autopercepción de bienestar, y la persona tiene menos probabilidad de morir en los próximos 10 o 12 años, en forma anticipada, que quien se siente mentalmente mal.

En otras palabras, quien siente que está bien vive más años, o no muere a corto plazo. Todo está relacionado: los contactos sociales, la alimentación, la calidad de vida, el bienestar psíquico y la longevidad.

Estas cuestiones se averiguaron por el análisis de dos estudios, uno iniciado en el 2000 y otro en el 2005, en los que participaron personas de 35 a 75 años. Un grupo había sufrido infarto de miocardio y otro, no y son representativos del conjunto de la población.

Participaron haciéndoseles un electrocardiograma y un análisis de sangre, y explicaron con qué frecuencia comían 165 tipos de alimentos. Queríamos ver las causas que influyeron en quien sufrió infarto. El plan alimentario es un factor de riesgo que se puede cambiar: en hipertensos y diabéticos, las pautas dietéticas correctas tienen la misma eficacia, o mayor, que los fármacos.

En el análisis de la alimentación de la mayoría, se observó que las costumbres sanas se van perdiendo. La forma de comer va empeorando. Ha bajado muchísimo el consumo de los grupos de alimentos saludables, sobre todo el de las legumbres, y también el de frutas y verduras. Cada vez se come más carne, más platos preparados y más pastelería no artesanal ( rica en grasas saturadas y trans )

Claramente, empeoramos. Nos acercamos a las costumbres del norte de Europa y de EEUU. Solo hay que comparar lo que vendían los supermercados en los años 80 o 90 con lo que hay ahora. La comida preparada marca tendencia.

Los factores determinantes encontrados son entre otros, el aumento de precio de la comida más saludable: la fruta y la verdura se han encarecido desproporcionadamente en comparación con la carne. El pescado, que deberíamos consumir tres veces por semana, es carísimo. La obesidad no es una enfermedad de ricos, sino de pobres, porque los alimentos que dan excesiva energía son baratos.

Sin embargo, las legumbres no han subido mucho de precio, pero no se puede alimentar solo de legumbres. Es terrible lo que ha ocurrido con ellas: cada vez se comen menos. Están desapareciendo de la dieta argentina. La presencia de las legumbres es escasa. Es una lástima, porque es un alimento muy saludable con el que se pueden hacer muchas cosas.

No soy partidario de las promociones especiales, pero creo que las legumbres sí merecen un apoyo oficial específico que aumente su consumo. Tienen una gran ventaja: su factor de saciedad es muy alto (comiendo pocas se llega a la saciedad) y son ideales para personas obesas que quieran perder peso, o para evitar el sobrepeso. Por otro lado, se tiene una idea totalmente errónea del valor calórico de las legumbres, igual que con las frutas secas, a las que se les adjudica una sobrevaluación calórica, y aún hay quien asocia las legumbres con la comida de los pobres.

La relación entre dieta y bienestar psíquico existen, e implica seguir un tipo de alimentación sana dedicando un tiempo a su compra y preparación, y va asociada al hecho de comer en familia, manteniendo contacto social con amigos. Elegir el momento de las comidas para desestresarse en compañía implica una actitud global ante la vida. Es un campo de investigación nuevo, en el que se ha comprobado que fumar es contagioso y que la obesidad también se contagia.

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