Obesidad: Peligro
Si no se controla el problema de sobrepeso y obesidad, que tiene como consecuencia severas enfermedades crónicas, en 15 años el sistema mexicano de salud dejará de ser sustentable. La advertencia fue hecha por el Secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos.
Así se refirió el Secretario a los problemas de salud como diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer, que figuran entre las primeras causas de muerte en nuestro país.
Para controlar este problema, la Secretaría de Salud tiene como metas de aquí a tres años, revertir en los niños entre los dos y los cinco años el aumento del sobrepeso y la obesidad, a menos de lo que se tenía en 2006.
Se prevé asimismo disminuir el número de obesos entre los niños de dos a cinco años, detener la progresión en los de entre cinco y 19 años, y deshacer el crecimiento exponencial en los de más de 20 años. El funcionario insistió en la gravedad del sobrepeso y la obesidad, debido a que en los últimos 25 años se multiplicó por tres el número de personas con alguno de estos problemas, sobre todo entre la población infantil, como lo muestra un estudio del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, realizado en julio de este año en mil 200 niños de seis a 12 años, el cual demostró que 42 por ciento de ellos tienen sobrepeso u obesidad.
Al dictar la conferencia magistral “La Obesidad como Problema de Salud Pública en México”, en el marco de la 51ª. Semana Quirúrgica Nacional de la Academia Mexicana de Cirugía en Guanajuato, dijo que, para lograr los objetivos, se elaboraron guías de bebidas y alimentos sólidos y se incluyeron contenidos educativos en libros (escolares).
Además, se desarrollan guías para maestros, a fin de que midan el Índice de Masa Corporal de los alumnos, se alerte a los padres y se trabaje en la regulación de cooperativas escolares, actividad física y recreos activos.
Córdova advirtió que se requiere regular el mercado, y desde hace un año y medio se trabaja con la industria de la alimentación para acordar incentivos a alimentos saludables, impuestos a los dañinos, etiquetado específico y modificación del tamaño de las porciones. Señaló que otro de los “problemas delicados” es el consumo excesivo de sal, pues su ingesta es mayor que la requerida. La dependencia señaló que el Secretario insistió en iniciar campañas entre la población para que se reduzca el consumo de azúcares y grasas, “pues entre el 20 y el 22 por ciento de las calorías consumidas provienen del consumo de bebidas azucaradas”.
En efecto, se trata de un cambio drástico en los esquemas de la alimentación de los niños y los jóvenes, y ocurrido en las últimas dos décadas: entre los años de la infancia y la juventud, las costumbres alimentarias sufren modificaciones sustanciales que a la larga influyen negativamente en el desarrollo y la salud física de prácticamente todos los jóvenes mexicanos.
En el caso, sólo una parte de la culpa recae sobre los propios jóvenes. La mayor parte depende de los cambios que las amas de casa han introducido en los menús que ofrecen a su familia, influidas a su vez por las nuevas “modas” que se han impuesto. En vez de incluir alimentos de todos los grupos en proporciones correctas, en sus menús abundan las harinas, las grasas y los azúcares, causantes de la obesidad, con deficiencias importantes en frutas y verduras que aportan la mayor parte de las vitaminas y los minerales indispensables. Y repito: mientras ese esquema no se sustituya por uno bien combinado y equilibrado, las jóvenes generaciones de mexicanos estarán integradas por una mayoría de desnutridos, muchos de ellos gordos, y expuestos a todos los daños que pueden causarles el medio ambiente y otras circunstancias.
Así se refirió el Secretario a los problemas de salud como diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer, que figuran entre las primeras causas de muerte en nuestro país.
Para controlar este problema, la Secretaría de Salud tiene como metas de aquí a tres años, revertir en los niños entre los dos y los cinco años el aumento del sobrepeso y la obesidad, a menos de lo que se tenía en 2006.
Se prevé asimismo disminuir el número de obesos entre los niños de dos a cinco años, detener la progresión en los de entre cinco y 19 años, y deshacer el crecimiento exponencial en los de más de 20 años. El funcionario insistió en la gravedad del sobrepeso y la obesidad, debido a que en los últimos 25 años se multiplicó por tres el número de personas con alguno de estos problemas, sobre todo entre la población infantil, como lo muestra un estudio del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, realizado en julio de este año en mil 200 niños de seis a 12 años, el cual demostró que 42 por ciento de ellos tienen sobrepeso u obesidad.
Al dictar la conferencia magistral “La Obesidad como Problema de Salud Pública en México”, en el marco de la 51ª. Semana Quirúrgica Nacional de la Academia Mexicana de Cirugía en Guanajuato, dijo que, para lograr los objetivos, se elaboraron guías de bebidas y alimentos sólidos y se incluyeron contenidos educativos en libros (escolares).
Además, se desarrollan guías para maestros, a fin de que midan el Índice de Masa Corporal de los alumnos, se alerte a los padres y se trabaje en la regulación de cooperativas escolares, actividad física y recreos activos.
Córdova advirtió que se requiere regular el mercado, y desde hace un año y medio se trabaja con la industria de la alimentación para acordar incentivos a alimentos saludables, impuestos a los dañinos, etiquetado específico y modificación del tamaño de las porciones. Señaló que otro de los “problemas delicados” es el consumo excesivo de sal, pues su ingesta es mayor que la requerida. La dependencia señaló que el Secretario insistió en iniciar campañas entre la población para que se reduzca el consumo de azúcares y grasas, “pues entre el 20 y el 22 por ciento de las calorías consumidas provienen del consumo de bebidas azucaradas”.
En efecto, se trata de un cambio drástico en los esquemas de la alimentación de los niños y los jóvenes, y ocurrido en las últimas dos décadas: entre los años de la infancia y la juventud, las costumbres alimentarias sufren modificaciones sustanciales que a la larga influyen negativamente en el desarrollo y la salud física de prácticamente todos los jóvenes mexicanos.
En el caso, sólo una parte de la culpa recae sobre los propios jóvenes. La mayor parte depende de los cambios que las amas de casa han introducido en los menús que ofrecen a su familia, influidas a su vez por las nuevas “modas” que se han impuesto. En vez de incluir alimentos de todos los grupos en proporciones correctas, en sus menús abundan las harinas, las grasas y los azúcares, causantes de la obesidad, con deficiencias importantes en frutas y verduras que aportan la mayor parte de las vitaminas y los minerales indispensables. Y repito: mientras ese esquema no se sustituya por uno bien combinado y equilibrado, las jóvenes generaciones de mexicanos estarán integradas por una mayoría de desnutridos, muchos de ellos gordos, y expuestos a todos los daños que pueden causarles el medio ambiente y otras circunstancias.
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