Costal de papas

20-Jul-2008
Gajos del oficio
Por Dore Ferriz
Excélsior


La longevidad ha sido perseguida por el hombre. Es parte de nuestro instinto de supervivencia. Los avances científicos han ocasionado la extensión de nuestra existencia. La “fuente de la eterna juventud” es más actual que nunca. No bebemos ni nadamos en sus aguas... pero hemos logrado vivir más, a través de productos “antienvejecimiento”.

…La vida es irónica. Nuestro pensamiento no concuerda con el actuar. Los expertos estadunidenses han definido un nuevo concepto de “estilo de vida”. El tipo “costal de papas”. Mucha comida, poca actividad. Una epidemia que está enfermando al mundo. Hábitos que pueden recortar nuestra expectativa de vivir más.

En 1997, el promedio de vida era —en Estados Unidos— de 76.5 años. En 2005 aumentó a 76.9. Ocho años y sólo aumentó cuatro meses. No es mucho. Pero en 2010 esperamos llegar hasta los 78.5 años. Para 2015, se llegará a los 79.2. Ahora sí tendremos un progreso visible en números y ciencia. Desgraciadamente, la obesidad infantil puede disminuir la estadística con dos o cinco años, superando así el registro negativo por cáncer e infartos. Pero es que las consecuencias del sobrepeso son “inclementes”. Niños están siendo diagnosticados con diabetes tipo dos, hipertensión arterial, niveles altos de colesterol, problemas óseos y respiratorios, falta de destreza, fatiga, insomnio, disturbios hepáticos, depresión, padecimientos cutáneos. Es… como un envejecimiento prematuro.

Aunque suene inconcebible, hoy se espera que los niños vivan menos que sus padres. No pude encontrar un solo evento que se compare con 112 mil muertes infantiles al año, ocasionadas por la obesidad. El mundo está engordando y se le ha dado poca importancia. Tal vez porque ya existen medicinas que nivelan el colesterol y la presión arterial. Pero una vida de pastillas es esclavitud, muchísimo dinero, aparte de resultar dramáticamente antinatural.

La obesidad infantil no es accidental. Puede prevenirse con una alimentación sana y lejos... muy lejos de la televisión. La dieta tiene que ser variada para lograr el equilibrio nutricional. La ingesta de lípidos debe limitarse a 30% de la masa corporal. El consumo proteico no mayor a 170 gramos. La clave son frutas y verduras en abundancia. Mínimo cinco raciones al día. Los dulces y refrescos, supervisados y limitados a cinco gramos por día. Beber hasta dos litros de agua. No saltarse ninguna comida, incluido el refrigerio del recreo. Comer no es un premio, es disciplina.

Somos lo que pensamos. Un niño que juega en el jardín es más dinámico. Hace ejercicio como parte de un “estilo de vida”. Si se tira al sillón… desespera, porque necesita actividad. La vida “costal de papas” no es productiva, es consumista. Es inútil.

La forma de vida del hombre primitivo estaba ligada al movimiento. Tenía que salir a cazar y no quedarse quieto para sobrevivir. El cuerpo está diseñado para moverse, como los peces para nadar. ¿Se imaginan un pez, tirado en la arena “videojugando” en el fondo del mar? Así de bizarro es el cuerpo inerte. Va en contra de los principios de nuestra naturaleza.

Extrapolando en el tiempo podríamos llegar a pensar que mañana, todo lo que quiera hacer el hombre, estaría resuelto. Si por él fuera, ya no tendría que moverse. Aunque la ciencia médica resolverá el problema de sobrepeso, lo único que no podrá inventar será la voluntad que tengamos para mantener una actividad y masa corporal correctas.

Si la función hace al órgano, el extremo sería pensar que en el futuro el hombre sólo será un cerebro.

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