Obesidad infantil, un riesgo en potencia

Por Viviana Romero / Diario Popular / Argentina

La obesidad en la infancia predispone a padecer enfermedades cardiovasculares en la edad adulta. Así lo confirmó la licenciada Victoria Coronado, nutricionista del Centro de Estudios para la Nutrición Infantil (CESNI), quién señaló que “la obesidad es un factor de riesgo que potencia estas posibilidades”.

Según demostraron estudios recientes, los niños obesos manifiestan desde edades tempranas complicaciones como colesterol elevado, hipertensión arterial y diabetes tipo 2, todos ellos asociados a los problemas arteriales. “Si se hiciera un estudio en las arterias de estos chicos, en un alto porcentaje ya se encontrarían depósitos nocivos de colesterol”, sostuvo Coronado.

Una dieta desequilibrada y poca actividad física, parecen contribuir al aumento de la obesidad en la infancia. Este problema -que fue señalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una epidemia- “sigue en aumento”, dijo la especialista, para quien, “el incremento es notable en los últimos años, a partir de la interrelación de factores alimentarios y ambientales, como mayor sedentarismo”.
“Estamos ante una generación de niños que pasa horas frente a una pantalla, ya sea de computadora, videojuegos o televisión. Se acabaron los juegos en las calles -en parte por la inseguridad- Los chicos corren menos y hacen menos actividad física”, aclaró.

Un niño obeso tendrá, seguramente, problemas relacionados con el corazón y el sistema cardiovascular, en ocasiones, a edades tempranas. En ese sentido, Coronado precisó que “si bien no existen estadísticas al respecto, es posible que muchos adolescentes ya los estén teniendo, aún sin saberlo, porque es algo que no se suele controlar”. De hecho, diversos estudios hallaron ateromas tempranos en adolescentes, menores de 18 años.

Con relación al tipo de dieta, puntualizó que “existe un boom de alimentos ricos en grasas y azúcares, aunque hay que reconocer que desde la industria se está haciendo un esfuerzo por mejorar la calidad nutricional”.

“También es cierto -opinó- que un chico obeso tendrá mayores posibilidades de permanecer obeso en la edad adulta, con lo que el riesgo se duplica”.

No hay clases sociales

A pesar de lo que puede creerse, la obesidad infantil no está vinculada a una clase social determinada. Coronado afirmó que “existe obesidad entre los niños ricos y los niños pobres, que muchas veces están desnutridos a pesar de estar gordos. Se encuentran altas deficiencias de hierro en chicos con sobrepeso, y eso se debe a la mala alimentación”.

De hecho, la obesidad es la forma más frecuente de mala nutrición en los países desarrollados. Aparece cuando la ingesta de alimentos supera el gasto de energía y, por consiguiente, se almacenan en el organismo como tejido graso.
Pero no sólo con problemas futuros se vincula la obesidad infantil. Los niños que la padecen también puede presentar problemas mórbidos, como complicaciones ortopédicas -especialmente a nivel de la columna vertebral-, respiratorias y cutáneas.

La obesidad es una enfermedad crónica que tiene un componente genético, aunque son los factores ambientales los que la desencadenan. “Cuanto más temprano se intervenga, será más fácil modificar los hábitos que contribuyan a combatir la obesidad”, aseguró la nutricionista del CESNI, quién advirtió que “existen familias enteras de obesos y otras en las que un chico tiene sobrepeso y los demás no”.

Tomar conciencia

La especialista exhortó a padres y educadores a tomar conciencia de este problema, ya que “desde la escuela se puede hacer mucho para educar a la familia en hábitos saludables, tanto en lo que a la dieta como en lo que a la actividad física se refiere”, reflexionó.
“Los famosos kioscos de los colegios son una fuente de obesidad, ya que ofrecen, por lo general, alimentos ricos en grasas y calorías y pobres en nutrientes. Esto es algo que se puede cambiar y debe hacerse desde la escuela”, añadió Coronado. Según datos de la OMS, más de mil millones de personas en el mundo tienen sobrepeso y unos 300 millones son obesas. El organismo también advirtió sobre la íntima relación de este problema en la infancia con el posterior desarrollo de trastornos cardiovasculares.

Por otra parte, la incidencia de obesidad en la adolescencia comportó, en las últimas tres décadas, un aumento importante. Hipertensión y colesterol elevado coexisten a menudo en los adolescentes, antecedentes importantes para enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2.

Un estudio realizado recientemente en los Estados Unidos, determinó una correlación importante de eventos cardiovasculares fatales entre adultos que, entre los siete y los 13 años de edad, mostraron elevadas marcaciones del índice de masa corporal.
“Hasta no hace mucho se pensaba que un chico obeso era un chico sano, de la misma manera que se relacionaba el aumento de peso en el embarazo con el nacimiento de un niño normal. Hoy sabemos que esto no es así. Afortunadamente, ya se coloca el ojo en la obesidad desde el lugar de lo no saludable, lo que significa que todos estamos tomando más conciencia del problema”, concluyó Coronado.

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