Soluciones efectivas para un problema que crece

El tema del sobrepeso y la obesidad infantil dejó de ser un asunto tabú, un debate más, para transformarse en el epicentro de una discusión a nivel nacional, considerando el riesgo que significa padecer de estas enfermedades que afectan a tan importante segmento etario.

Ambos factores son determinantes en contra de los buenos propósitos de lograr una buena salud para la población y una mejor calidad de vida y, en apoyo a tales objetivos se mantienen vigentes diversos programas destinados a orientar sobre una sana alimentación y dejar de lado el sedentarismo, disminuyendo las horas frente al computador o la televisión, participando de actividades deportivas y recreativas.

Junto con lo anterior se ha propuesto ahora en el Congreso que los kioscos que expenden determinados productos en los colegios o en sus inmediaciones, comercialicen alimentos saludables.

Esta iniciativa fue presentada por un grupo de diputados y se espera que tenga una favorable acogida, aún cuando hay ciertas comunas donde ya se han adoptado este tipo de medidas por parte de los respectivos municipios.

En promedio se estima que los escolares desembolsan alrededor de 500 pesos diarios en papas fritas, dulces, chocolates y otras golosinas que se asocian directamente a las altas tasas de obesidad infantil y que el costo total en estos insumos supera los 2 mil pesos semanales y entre estudiantes mayores de 12 años de escuelas particulares, el gasto puede llegar a los cinco mil pesos semanales.

Son numerosos los factores determinantes para aumentar de peso, lo que es una enfermedad metabólica multifactorial, donde la combinación de una alimentación inadecuada y la tendencia a realizar menos actividad física explica en parte el motivo por los cuales se ha duplicado la obesidad infantil en los últimos años.

Este no es, por supuesto, un fenómeno que preocupa a nuestro país sino se da también en otras naciones, en especial en aquellas desarrolladas. En Estados Unidos, por ejemplo, ésta se ha duplicado entre los adultos en las tres últimas décadas, mientras que se ha triplicado en los niños y niñas.

La propuesta de los legisladores establece que toda unidad educativa deberá contar con un kiosco saludable. Junto con lo anterior se precisa que en el hogar se formulen las primeras directivas que tiendan a cambiar la mentalidad frente a la materia, promoviendo enseñanzas en tal sentido, fortalecidos estos conceptos por la similar tarea que les corresponde cumplir a los profesores, agregando a ello una mayor actividad física, llevada a cabo con una supervisión técnica y profesional para evitar situaciones lamentables.

Así se estará avanzando para erradicar estos malos hábitos alimenticios y derechamente promoviendo estilos de vida más saludables.

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