El sobrepeso en niños subió 40% en siete años

Los niños en edad de cursar la primaria prefieren comprar refrescos, frituras, y dulces antes que frutas y verduras, en lo que invierten sólo el 3% de lo que gastan en las cooperativas escolares. Según la organización El Poder del Consumidor, el sobrepeso en los infantes entre cinco y once años de edad ha aumentado 40% en los últimos siete años.

Para algunos expertos hace falta que las autoridades de salud sean más estrictas en la publicidad que está dirigida a los menores, pues la mayoría promueve alimentos altos en azúcar, grasa y sal.

Mientras no se publique una ley que regule la venta de productos denominados chatarra en las escuelas, la salud de los menores está expuesta durante el recreo. La hora del recreo es el espacio de esparcimiento de los pequeños, pero también los 30 minutos en donde aumenta el riesgo de que desarrollen diabetes tipo 2, debido a los productos chatarra que compran en las cooperativas escolares.

En los últimos siete años, aumentó 40% el sobrepeso y la obesidad de niños, de 5 a 11 años, lo cual revela que su ingreso a la vida escolar los hace más propensos a adquirir malos hábitos alimenticios ante las escasas opciones de nutrirse sanamente.

Según el Instituto Nacional de Nutrición de la Secretaría de Salud, más de 20 mil millones de pesos al año gastan los alumnos en las cooperativas, de los cuales 97% se destina a los alimentos chatarra y sólo el 3% al consumo de frutas y ensaladas.

A pesar de las cifras, el país carece de una ley, a nivel nacional que prohiba a las escuelas vender productos que obstaculicen el óptimo desarrollo de sus alumnos.

Un ejemplo del problema son los cereales, los cuales se anuncian constantemente como productos para tener "la mejor alimentación y el mejor desarrollo". De dichos cereales, sólo 2 de 50 productos analizados por organizaciones de consumidores, cumplen con los índices considerados saludables. La mayoría de los cereales contienen altísimos niveles de sal y azúcar, perjudiciales para el organismo y para quienes padecen enfermedades crónicas, como la hipertensión o la obesidad.

Una economía precaria, las prisas, la ausencia de los padres y los malos hábitos alimenticios, son otros factores que impiden que los estudiantes vayan bien desayunados y con un sano refrigerio a sus escuelas.



Con información de Publimetro

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