Una dieta y vida sanas resolverían la mayoría de los casos de hígado graso



Mantener una dieta equilibrada y una vida sana, con práctica de ejercicio y sin ingesta de alcohol, resolvería dos tercios de los 150 millones de casos de exceso de grasa en el hígado registrados en los países con estilo de vida occidental, según el director general del centro CIC bioGUNE, José María Mato.

El profesor, ex presidente del CSIC (1992-1996) y Premio Nacional en Medicina Gregorio Marañón 2004 ofrece hoy en Bilbao la última conferencia del ciclo titulado "Nutrición y salud", organizado por la Fundación BBVA y el centro de biociencias CIC bioGUNE, en la que explicará la manera de hacer frente a la enfermedad del hígado graso o estatohepatitis no alcohólica, más conocida como enfermedad de NASH.

Esta enfermedad se caracteriza por una acumulación de grasa en el hígado acompañada de inflamación y daño hepático.

En una conferencia de prensa previa, Mato ha señalado que la mejor forma de evitar el hígado graso es mantener una nutrición equilibrada y ha prevenido sobre el uso indiscriminado de suplementos nutricionales al no estar demostrado que tengan un efecto positivo en todos los casos afectados.

Según sus datos, unos 150 millones de personas en los países con estilo de vida de occidental tienen el hígado graso y, de ellos, 15 millones presentan inflamación o pequeñas heridas en dicho órgano, lo que puede derivar en cirrosis.

La cirrosis -una enfermedad grave en la que el hígado está permanentemente dañado, se llena de cicatrices y no puede funcionar correctamente- puede, a su vez, provocar cáncer de hígado, que supone la sexta causa de mortalidad en los países desarrollados, ha advertido el experto.

Mato ha puesto de manifiesto que la mayoría de las enfermedades hepáticas no se desarrollarían manteniendo unos hábitos de vida saludables.

Una dieta inadecuada o insuficiente, bien por exceso de alimentos o por carencia de nutrientes esenciales (vitaminas y ciertos aminoácidos, ácidos grasos y minerales), es la principal causa de hígado graso, que está asociado a la obesidad, aunque no en todos los casos.

También puede provocarlo el consumo excesivo de alcohol, el uso crónico de determinadas medicinas, así como deficiencias en el metabolismo de ciertos nutrientes esenciales, según el profesor Mato.

En particular, el especialista sostiene la hipótesis, confirmada por sus investigaciones y por diversos laboratorios, de que el control deficiente del metabolismo de la metionina (un nutriente esencial) produce hígado graso y facilita la aparición de NASH.

Mato ha evidenciado la importancia del desarrollo de nuevas tecnologías para facilitar el diagnóstico temprano de la enfermedad.

Según ha explicado, para diferenciar una acumulación de grasa en el hígado sin inflamación ni daño hepático de la enfermedad de NASH ahora se utiliza la biopsia hepática (consiste en examinar una pequeña muestra de hígado obtenido con una aguja), un procedimiento caro, no exento de riesgos y sujeto a error en la toma de muestra.

El profesor, en colaboración con otros especialistas, ha conseguido elaborar un sistema de diagnóstico mediante una muestra de sangre y el análisis de las sustancias en ella contenida, a través de cual se pueden identificar pequeños cambios que se asocian con que el hígado sea graso o tenga inflamación.

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