"Ni la gripe del cerdo ni la del pollo. La gran epidemia del siglo XXI será la obesidad": nutriólogo Jesús Bernardo.



Ni la gripe del cerdo ni la del pollo. La gran epidemia del siglo XXI será la obesidad. Es lo que opina el experto nutriólogo Jesús Bernardo. «Nos va a pasar factura a corto plazo», asegura. Este doctor afincado en Avilés se formó en nutrición y dietética en Francia en el Hospital Robert Debré, de Reims, y en la Universidad Paul Sabatier, de Toulouse. Es miembro de la Sociedad Francesa de Nutrición. En Asturias atiende a los pacientes diariamente en Avilés y una vez por semana en Gijón. La semana pasada ofreció una conferencia en el club de campo del Centro Asturiano en el Naranco. Unos minutos antes, atendió a LA NUEVA ESPAÑA.

-¿Qué tal comen los asturianos?

-Mal, fatal. Bueno, gastronómicamente se come muy bien en Asturias, pero muy mal desde el punto de vista de la nutrición.

-¿Qué alimentos echa en falta en la dieta de los asturianos?

-Por ejemplo, se come poca fruta. No es un problema exclusivo de aquí, hay que comer más fruta.

-¿Tiene que ver con la tradición o las costumbres, o cada caso es un mundo?

-En general la gente está muy desinformada. La información que llega no es muy adecuada. De fútbol y de nutrición habla casi todo el mundo.

-Dígame un error común.

-Los alimentos no engordan. Las que engordan son las personas cuando comen mal.

-¿Para comer bien hay que conocer bien los alimentos?

-Claro, un ejemplo. La gente está equivocada con los pescados. Se cree que se diferencian por el contiendo en grasa y los clasifica en blancos y azules. Pero lo cierto es que el mismo tipo de pescado no es igual a lo largo del año. Por ejemplo, el lenguado, entre noviembre y marzo, es muy graso, porque es la época en que desova.

-¿Con las carnes pasa lo mismo?

-Sí. Por ejemplo, el cerdo está muy mal valorado. La realidad es que el lomo de cerdo fresco tiene menos grasa que la carne de ternera.

-¿Qué hay de las legumbres?

-Tienen un efecto terapéutico. Son bajas en calorías, tienen un alto contenido en hidratos de carbono y sirven para prevenir enfermedades.

-¿Es caro comer sano?

-Tiene el mismo coste que no comer sano.

-Se acerca el verano y la famosa «operación biquini».

-Las dietas milagro equivocan a la gente. Me preocupa mucho que la gente haga barbaridades, porque pasan factura.

-Las dietas circulan por internet, en revistas, se pasan de mano en mano...

-Es cierto que hay mucho aficionado y que hoy día hasta las peluqueras dan dietas. Si se quiere perder peso hay que acudir a profesionales. Hay que huir de las dietas milagrosas, no adelgazan, se eliminan líquidos pero poca grasa. Siempre se vuelve a coger el peso perdido, o incluso más.

-¿Cuando una persona que quiere adelgazar llega a su clínica, cuáles son los pasos que siguen?

-No ponemos a la gente a dieta. Simplemente, cambiamos su forma de comer. Eso no requiere ningún esfuerzo, ni fuerza de voluntad. El metabolismo funciona perfectamente y todo son beneficios para la persona. Se encuentran física y anímicamente mejor. Lo primero de todo es hacer unos análisis a la persona.

-¿El arte de aprender a comer bien se olvida?

-La parte más importante de la nutrición es enseñar a comer bien. Luego hay que seguir en contacto con el paciente por si comete errores y para tratar de que no los cometa. Desde luego, el problema se podría atajar de raíz si aprendemos a comer bien desde pequeños. Yo sigo luchando para que haya una asignatura de nutrición en los colegios, como sucede en la mayoría de los países europeos. La epidemia del siglo XXI es la obesidad. Se está viendo en críos pequeños y nos va a pasar factura. A corto plazo se verán malos resultados.

-En los últimos años ha publicado varios libros sobre nutrición. ¿Tiene algún proyecto en mente?

-Sí, estoy escribiendo un libro. Creo que estará listo en verano. Será en la línea de los anteriores «Tu alimento es tu medicamento» y «Dieta del Cantábrico. Aprender a comer».

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