Vitaminas para tener bebés sanos


Tres de cada cien bebés nacen con anomalías congénitas en España. Es la primera causa de muerte infantil. Este problema ha hecho que los expertos en genética reflexionen sobre por qué se producen estos defectos en los recién nacidos. Una incógnita que, según recientes investigaciones, está asociada al estado nutricional de las madres durante la gestación. Así lo constató ayer en Bilbao Richard Finnell, catedrático de Genética Médica en el Science Center de la Universidad de Texas (Houston), quien aconsejó a las mujeres en edad reproductiva una correcta alimentación para evitar el desarrollo de malformaciones en el feto.

El científico ofreció estas indicaciones en la inauguración del ciclo de conferencias 'Nutrición y salud', organizadas por la Fundación BBVA y el Centro de Investigación Cooperativa en Biociencias, en colaboración con la unidad de Biofísica de la Universidad del País Vasco. Según destacó Finnell, los últimos estudios revelan que las madres que toman un complemento vitamínico antes de quedarse embarazadas «dan a luz un porcentaje menor de niños con problemas serios». Entre esos nutrientes, el más destacado es el ácido fólico o vitamina B9 porque «protege al embrión de la aparición de anomalías».

Una cantidad suficiente de esta vitamina en el organismo de la mujer puede prevenir deformaciones en la placenta que supondrían riesgo de aborto, defectos en el cerebro y la columna vertebral del bebé. Y si el feto sufre déficit de esta vitamina puede padecer anemia, ser prematuro o tener bajo peso al nacer.

Para evitar estos riesgos, la dosis recomendada de ácido fólico en mujeres que planeen quedarse en estado sería de 400 miligramos al día, además de mantener una dieta rica en verduras, cereales, frutas y zumos. Aunque, como indicó el experto, en países como EE UU, Canadá y México ya han tomado medidas para fomentar su consumo y han reforzado la presencia de este nutriente en los cereales y tortillas.
Modificar las proteínas

Así que el reto de los científicos se centra en comprender el modo en que una buena nutrición prenatal previene el riesgo de anomalías en el sistema nervioso y el corazón, además de malformaciones y problemas como el autismo. En busca de esta respuesta, el laboratorio del profesor Finnell ha creado recientemente ratones modificados genéticamente para investigar cómo actúan determinadas proteínas y cómo pueden modificarse.

Las conclusiones, a juicio del genetista, resultan optimistas porque han podido saber qué genes provocan espina bífida, por lo que «se pueden desactivar por distintos caminos a través de la nutrición». De ahí que se calcule que en un periodo de cinco a diez años «podremos reducir la cifra de niños con defectos de nacimiento al 1%».

Una previsión que queda lejos para los países subdesarrollados, como Sudáfrica, en el que la tasa de bebés con anomalías congénitas alcanza el 45%. Este elevadísimo porcentaje se debe a la desnutrición de las madres.

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