Obesidad infantil, epidemia en México

Durante el Seminario “Resultados de Nutrición de la ENSANUT-2006: Presentación de Número Especial publicado en Salud Pública de México”, el doctor Bernardo Hernández, director de Salud Reproductiva del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del INSP, explicó que la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud 2006 (Ensanut 2006) fue levantada bajo la coordinación del INSP y sigue la secuencia de encuestas nacionales de Nutrición (1988 y 1999) y de Salud (2000).

A partir de la referida encuesta se han realizado diversos trabajos de investigación que han sido publicados en el Número Especial de la Revista Salud Pública de México.

En este contexto, se dieron a conocer algunos de esos materiales a través de ponencias. La doctora Teresita González de Cossío, del Centro de Investigación en Nutrición y Salud (CINyS), abordó las referencias antropométricas utilizadas para estimar prevalencias de mala nutrición, así como el crecimiento de los niños alimentados al seno y las diferencias entre las dos estimaciones, durante su ponencia “Malnutrición del niño mexicano en las últimas dos décadas: prevalencias estimadas con los estándares de crecimiento de la OMS-2006”.

Al respecto, recomendó el uso de los nuevos estándares de crecimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS), por ser de naturaleza normativos, y advirtió que las estimaciones de la prevalencia de la mala nutrición en preescolares mexicanos, publicadas hasta ahora, estaban levemente subestimadas. “La desnutrición –dijo– ha disminuido, pero sigue siendo el problema de malnutrición más importante en la edad preescolar”. El sobrepeso ha aumentado 30 por ciento en el preescolar en las últimas dos décadas, y la emaciación en la infancia temprana no ha dejado de ser un problema de salud pública, lo cual es resultado de la desprotección de la lactancia materna, por un lado, y de una alimentación complementaria inadecuada, por el otro.

El doctor Salvador Villalpando, director de Investigación en Políticas y Programas de Nutrición, por su parte, señaló que la anemia fue la deficiencia nutricia más frecuente y grave en la Encuesta Nacional de Nutrición de 1999. “Si bien la anemia en menores de 2 años ha disminuido, sigue siendo inaceptablemente alta”, advirtió.

Luego de señalar que la disminución más notable ocurrió en niños de niveles socioeconómicos medio y bajo, así como en indígenas, el doctor Villalpando destacó la urgencia de llevar a cabo medidas que conduzcan a reducir en al menos 50 por ciento más la anemia en niños menores de 2 años y escolares de los estados con prevalencias críticamente altas.

La maestra Sonia Rodríguez, por su parte, señaló que México atraviesa por una transición nutricional y epidemiológica, cuyos principales determinantes son la mala calidad de la dieta y la baja actividad física.

“Es imperativo desarrollar estrategias dietéticas que contribuyan al control y prevención de los problemas de nutrición”, advirtió durante su ponencia “Ingestión de energía y nutrimentos en adolescentes mexicanos: Análisis de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006”. En el caso de los adolescentes, es necesario cubrir sus requerimientos de nutrimentos, así como fomentar hábitos de alimentación que prevengan enfermedades crónicas en la vida adulta.

La doctora Anabelle Bonvecchio, investigadora del CINyS, habló del proyecto “Tendencias de Sobrepeso y Obesidad en Niños Mexicanos de 2 a 18 años. 1988-2006”, cuyo objetivo fue describir las prevalencias de Sobrepeso Obesidad (SP/O) en niños y adolescentes mexicanos dentro de ese grupo de edad, así como comparar las tendencias de las prevalencias de SP/O en niños y adolescentes mexicanos entre 1988 y 2006, en el ámbito nacional y por subgrupos relevantes de población.

Al respecto, señaló que “la epidemia de obesidad afecta a los niños de todas las edades, regiones, nivel socioeconómico, área (rural y urbano) y condición étnica, y que esta tendencia va en aumento, particularmente en escolares y adolescentes de todos los subgrupos de población. “El sobrepeso en edad escolar –concluyó– precede a la obesidad durante la adolescencia.”

El experto Simón Barquera, director de Epidemiología Nutricional del CINyS, presentó su artículo sobre “Obesidad y adiposidad central en adultos Mexicanos: resultados de la ENSANUT 2006”, en el que expone que alrededor de siete de cada 10 adultos padecen sobrepeso u obesidad en México. La obesidad mórbida, sin embargo, aumentó 45 por ciento en mujeres y 22 por ciento en hombres en los últimos 6 años. “La obesidad es el factor modificable más importante para la prevención de enfermedades crónicas. Sin embargo, su control es complejo y requiere de acciones multisectoriales coordinadas por la Secretaría de Salud pero que involucran a toda la sociedad”, concluyó.

En el mismo contexto –según lo dio a conocer el INSP–, el doctor Juan Rivera Dommarco, director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del INSP, en su ponencia “Diseño de las tres encuestas Nacionales probabilísticas de Nutrición en México”, destacó los cambios introducidos en los programas de nutrición a partir de finales de la década de 1990 (como el Programa Oportunidades), entre los que destacan: focalización en familias pobres de zonas rurales, niños menores de 2 años y mujeres embarazadas y durante lactancia; alimentos distribuidos (alimentos complementarios enriquecidos y diseñados específicamente para menores de dos años); mayor énfasis en componente educativo; coordinación de programas y acciones; integralidad en acciones, y componente de evaluación.

De acuerdo con la información del INSP, dicho investigador destacó que la desnutrición ha descendido de manera importante en las últimas dos décadas. La reducción fue mayor en los últimos diez años, particularmente entre los más pobres, contribuyendo a reducir la inequidad.

“Sin embargo –dijo– persisten prevalencias elevadas en la zonas rurales, la población indígena y los niveles socioeconómicos más bajos.” El aumento en el número de pobres entre 2006 y 2008 y la crisis financiera global podrían empeorar las condiciones de nutrición de los pobres, advirtió.

Para erradicar la desnutrición en México, es necesario aplicar las intervenciones de probada eficacia existentes e implementarlas utilizando las mejores prácticas. Asimismo, deben emprenderse de manera simultánea, acciones dirigidas al logro de crecimiento económico sostenido, con políticas distributivas y programas de desarrollo social que disminuyan la inequidad y la pobreza.

En ese sentido, refirió que “las intervenciones en nutrición durante el periodo formativo de la gestación a los primeros dos años de vida es una de las inversiones más efectivas para mejorar la salud y el desarrollo de capital humano y para interrumpir el ciclo intergeneracional de la pobreza”, concluyó.

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