México, primer lugar en obesidad infantil

La obesidad en México es una enfermedad que ha alcanzado el grado de pandemia, según la Organización Mundial de la Salud, y sus víctimas principales son los niños, aseguró el doctor Eduardo González, del Instituto Mexicano del Seguro Social.

“Si bien en la población mundial, nuestro país ocupa un segundo lugar en cuanto obesidad, en la población infantil ocupamos ya el primer lugar en obesidad y sobrepeso; esta situación está directamente relacionada con el incremento de consumo de comida chatarra, principalmente refrescos embotellados”, destacó.

El cambio de hábitos de los niños es también uno de los factores que han contribuido a los problemas de sobrepeso, y es que pasan más tiempo frente a los aparatos electrónicos que realizando algún tipo de actividad física.

Las consecuencias físicas son devastadoras, asegura González, y la prueba está en que cada vez más niños ya adolescentes presentan cuadros de diabetes iguales a los de un adulto, además corren riesgo de convertirse en hipertensos.

“Hay dificultad para movilizarse, que se agudiza en su periodo de adultos jóvenes, con problemas en las rodillas y caderas”, destacó.

Para González, el problema principal es que ni la obesidad ni el sobrepeso se reconocen como un problema de salud, pues la creencia popular es de que el niño gordito es un niño muy saludable, por lo que la ignorancia de las familias en cuanto a los problemas derivados de la mala alimentación juega el factor determinante en su propagación.

Destacó que el combate a la obesidad infantil es una tarea compartida, tanto del sector salud y educativo, como de los padres de familia, pues finalmente los niños se alimentan de lo que los adultos les proveen.

“En Estados Unidos ya se dio el caso de pérdida de patria potestad de los padres sobre sus hijos cuando les ocasionaron problemas fuertes de obesidad, porque se considera un maltrato la mala alimentación, tan cruel es negar comida, como dar en exceso”, sentenció.

Destacó que está demostrado que una persona con obesidad puede padecer insuficiencia cardiaca aunque no tenga problemas de presión alta o azúcar, dado que el corazón humano está diseñado para hacer funcionar un cuerpo de no más de 70 kilos, cuando el exceso es mucho, el corazón no se da abasto y tiene problemas.

“Rara vez un padre de familia lleva a su hijo a consultar por problemas de sobrepeso, lo trae por algunos otros factores y ya cuando están aquí se les envía a control nutricional, pero es muy importante que los padres manejen esto como un problema de salud que puede traer consecuencias graves”, insistió.

En el caso de los pequeños no se puede hablar de una dieta, sino de dar a los pequeños lo que su cuerpo necesita, pues hay muchos alimentos procesados que les hacen daño, su organismo no está preparado para consumirlos.

El refresco, principal enemigo
La ciudad de Monterrey tiene el poco honroso título mundial de ser la metrópoli que más consume refresco embotellado, siendo este producto el considerado por los médicos como culpable principal de la obesidad y el sobrepeso, no sólo en niños, sino también en adultos.

Incluso el Senado de la República presentó ante el pleno una iniciativa para prohibir el expendio y la publicidad de refrescos o bebidas de aguas carbonatadas o gaseosas, en instituciones de educación preescolar, primaria, secundaria, preparatoria o equivalente.

La Cámara baja respalda sus decisiones en la Encuesta Nacional de Salud, que destaca que, entre los años 1999 y 2006, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad en niñas y niños entre cinco y 11 años, aumentó de tal manera que, en 1999 uno de cada cinco escolares estaba afectado.

En 2006 fueron uno de cada cuatro. Y de igual forma, el exceso de peso es un problema que también prevalece en adolescentes de 12 a 19 años de edad, donde las cifras en 2006 señalan que uno de cada tres hombres o mujeres adolescentes presentaron sobrepeso u obesidad.

Refresqueros
Monterrey tiene el poco honroso título mundial de ser la metrópoli que más consume refresco embotellado, siendo este producto el considerado por los médicos como culpable principal de la obesidad y el sobrepeso.

El Senado de la República presentó ante el Pleno una iniciativa para prohibir el expendio y la publicidad de refrescos o bebidas de aguas carbonatadas o gaseosas, en instituciones educativas.

La Encuesta Nacional de Salud destaca que, entre los años 1999 y 2006, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad en niñas y niños entre cinco y 11 años, aumentó de tal manera que en 1999 uno de cada cinco escolares estaba afectado.

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