Ante la crisis económica, exhortan a ingerir las vitaminas y proteínas de los insectos
Por Laura Poy Solano para La Jornada
Frente a una de las peores crisis económicas que se han vivido en México, el consumo de insectos y alimentos no convencionales son una alternativa económica y altamente nutritiva para garantizar la ingesta diaria de proteínas y vitaminas, afirmó Virginia Melo Ruiz, catedrática del departamento de sistemas biológicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Agregó que en nuestro país existen por lo menos 400 especies de insectos catalogados como comestibles, entre los que encontramos: gusanos, chapulines, abejas, huevas de hormiga, cucarachas de agua, escarabajos, larvas y hormigas. No obstante, reconoció que sólo 8 por ciento de la población urbana consume insectos en su dieta diaria, mientras que esta cifra alcanza 25 por ciento en localidades rurales.
En entrevista con La Jornada, destacó que a diferencia de la época prehispánica, en la que había una alimentación muy variada, la sociedad actual ha ido reduciendo su fuente de nutrimentos a unos cuantos alimentos, pues hoy en día se han desplazado importantes fuentes de acceso a proteínas, minerales y vitaminas, como el consumo de insectos, que además aportan ácidos grasos omega 3 y omega 6, con efectos positivos en la salud.
Es lamentable, indicó, que por muy diversas razones en México exista cierto grado de animadversión a comer insectos, a pesar de que son muy limpios, se alimentan de hierba y proporcionan cantidades importantes de nutrientes, pues mientras un bistec de 100 gramos nos da de 18 a 20 por ciento de las proteínas, tres chapulines aportan 70 por ciento.
Destacó que además de los escamoles (huevos de hormiga), chapulines, gusanos blancos de maguey, ahuahutle (huevos de mosco) y jumiles, se pueden consumir los llamados cucarachón de agua, periquito de aguacate y el gusano de palo de madera, entre muchas otras especies que pueden estar tan cerca como ir al jardín y buscar chapulines, ya que muchos de los insectos que se recolectan en el campo incrementan considerablemente su precio al consumidor debido a los intermediarios.
Melo Ruiz, quien también participa en un equipo de especialistas de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) para combatir la desnutrición infantil mediante el consumo de insectos, agregó que estudios recientes sobre los hábitos alimenticios en alumnos de escuelas de educación básica, públicas y privadas, reveló que cerca de 65 por ciento sí consumen nuestros antojitos tradicionales, como tacos, tamales, tortas, enchiladas, lo que significa que es posible recuperar para la cocina mexicana productos que consumían nuestros ancestros, y al mismo tiempo garantizar la ingesta de alimentos altamente nutritivos.
Frente a una de las peores crisis económicas que se han vivido en México, el consumo de insectos y alimentos no convencionales son una alternativa económica y altamente nutritiva para garantizar la ingesta diaria de proteínas y vitaminas, afirmó Virginia Melo Ruiz, catedrática del departamento de sistemas biológicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Agregó que en nuestro país existen por lo menos 400 especies de insectos catalogados como comestibles, entre los que encontramos: gusanos, chapulines, abejas, huevas de hormiga, cucarachas de agua, escarabajos, larvas y hormigas. No obstante, reconoció que sólo 8 por ciento de la población urbana consume insectos en su dieta diaria, mientras que esta cifra alcanza 25 por ciento en localidades rurales.
En entrevista con La Jornada, destacó que a diferencia de la época prehispánica, en la que había una alimentación muy variada, la sociedad actual ha ido reduciendo su fuente de nutrimentos a unos cuantos alimentos, pues hoy en día se han desplazado importantes fuentes de acceso a proteínas, minerales y vitaminas, como el consumo de insectos, que además aportan ácidos grasos omega 3 y omega 6, con efectos positivos en la salud.
Es lamentable, indicó, que por muy diversas razones en México exista cierto grado de animadversión a comer insectos, a pesar de que son muy limpios, se alimentan de hierba y proporcionan cantidades importantes de nutrientes, pues mientras un bistec de 100 gramos nos da de 18 a 20 por ciento de las proteínas, tres chapulines aportan 70 por ciento.
Destacó que además de los escamoles (huevos de hormiga), chapulines, gusanos blancos de maguey, ahuahutle (huevos de mosco) y jumiles, se pueden consumir los llamados cucarachón de agua, periquito de aguacate y el gusano de palo de madera, entre muchas otras especies que pueden estar tan cerca como ir al jardín y buscar chapulines, ya que muchos de los insectos que se recolectan en el campo incrementan considerablemente su precio al consumidor debido a los intermediarios.
Melo Ruiz, quien también participa en un equipo de especialistas de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) para combatir la desnutrición infantil mediante el consumo de insectos, agregó que estudios recientes sobre los hábitos alimenticios en alumnos de escuelas de educación básica, públicas y privadas, reveló que cerca de 65 por ciento sí consumen nuestros antojitos tradicionales, como tacos, tamales, tortas, enchiladas, lo que significa que es posible recuperar para la cocina mexicana productos que consumían nuestros ancestros, y al mismo tiempo garantizar la ingesta de alimentos altamente nutritivos.
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