La vitamina E mejora la capacidad cognitiva de algunos pacientes y empeora la de otros



La vitamina E, según actúe o no como antioxidante, mejora la capacidad cognitiva de algunos pacientes y empeora la de otros, por lo que "no se debe administrar indiscriminadamente a todos los pacientes de la enfermedad de Alzheimer", según las conclusiones de una investigación realizada por la Universitat de València.

Este estudio, dirigido por el doctor José Viña, se acaba de publicar en la revista Journal of Alzheimer's Disease con el título completo 'Vitamin E paradox in Alzheimer's disease: it does not prevent loss of cognition and may even be detrimental', según informaron hoy fuentes de esta institución académica.

En los últimos años en el Departamento de Fisiología de la Universidad de Valencia la doctora Lloret, dirigida por el doctor José Viña, ha hecho estudios sobre la existencia de estrés oxidativo en la enfermedad de Alzheimer. Estos estudios se han hecho en colaboración con el Departamento de Neurología de la Universidad de Valencia. La parte médica se ha llevado a cabo por los doctores Dolores Alonso y Carmen Badía.

En primer lugar los estudios han mostrado que existe estrés oxidativo en pacientes afectos de enfermedad de Alzheimer. Es más, la gravedad de la pérdida de cognitiva se asocia a la presencia de un mayor estrés oxidativo que se puede determinar incluso en sangre de los pacientes.

La consecuencia obvia de la presencia de este estrés oxidativo era que la administración de vitaminas antioxidantes, tales como la vitamina E, podían ser útiles para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer. De hecho, estudios previos habían mostrado que efectivamente algunas manifestaciones de la enfermedad (pero no las relacionadas con la pérdida cognitiva) mejoraban en parte cuando los pacientes se les trataba con vitamina E.

Sin embargo, los estudios del grupo del doctor Viña muestran que el aporte de vitamina E "no puede ser indiscriminado a todos los pacientes" ya que "hay una gran variabilidad en la respuesta", por lo que "debe hacerse estudios individualizados para saber si en

cada paciente la vitamina E va a mejorar el estatus antioxidante o no". La rzón es que "solo en aquellos pacientes en los que la vitamina E actúa como un antioxidante (no lo hace igual en todos) encontramos una mejoría, o al menos un mantenimiento de las funciones cognitivas cuando se administra vitamina E", según las mismas fuentes.

No obstante, en aquellos pacientes en los que esta vitamina no actúa como antioxidante, han observado que "no mejora su capacidad cognitiva, pudiendo llegar incluso a empeorar". Así pues, la paradoja de la vitamina E es que en algunos pacientes, aunque haya estrés oxidativo este antioxidante puede empeorar la situación cognitiva del paciente. Se concluye, por lo tanto, que la administración de vitamina E, que puede ser útil en la enfermedad de

Alzheimer, "no debe darse indiscriminadamente a todos los pacientes sino que se les debe de hacer una batería de estudios sobre su estatus oxidativo para ver en cuáles está indicada y en cuáles no".

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