Mantener la diabetes bajo control
Aproximadamente un 12% de la población adulta de España padece diabetes mellitus, que es una enfermedad progresiva, con un inicio silente, hasta que empiezan a parecer complicaciones que pueden tratarse tanto con medidas farmacológicas como no farmacológicas.
La diabetes tipo 2 es de base genética sin que ello signifique una obligación para desarrollar esta enfermedad. Hay varios genes implicados en la transmisión de esta enfermedad, y estos genes no saben aprovechar esa insulina, siendo más latente en las bases genéticas de primera generación, es decir, padres y madres. Aparte de esa predisposición genética, se habría de sumar aquellos factores medioambientales y de calidad de vida. La obesidad, la falta de ejercicio físico y la mala alimentación son factores tan importantes como los genéticos, y si se suman ambos, la enfermedad puede agravarse sobremanera.
La hemoglobina glicosilada, según diversos estudios, debería estar por debajo del valor de referencia que es 7, en edad adulta, y sobretodo reducir aquellos factores de riesgo que pueden comportar complicaciones, entre los que destaca, la hipertensión, el tabaco, la dislipemia, …
El paciente con diabetes de tipo 2 diagnosticada, que siga el tratamiento y tenga controlada su glucemia, puede llevar una vida absolutamente normal, e incluso si en los primeros años de la enfermedad si realmente consigue reducir el peso, es probable que pueda mejorar o normalizar su metabolismo de la glucosa, con lo que podría incluso dejar de ser diabético.
La HbA1c es una fracción de una proteína, que es la hemoglobina, y es una fracción que se aumenta cuando los niveles de azúcar son altos. El nivel de glucosa alto en la sangre produce una inducción llamada enzimática, en la que sube y se incrementa el nivel de esta hemoglobina glicosilada, por tanto si la HbA1c es elevada, significa que en los dos o tres meses previos los niveles de glucosa en sangre han sido elevados y ello facilita la aparición de complicaciones.
La familia más reciente de fármacos ha surgido de las investigaciones sobre el metabolismo de las personas, y en especial, en este caso, se sabía que cuando las personas ingieren comida, el intestino segrega unas proteínas llamadas incretinas, con varias funciones, entre ellas, la sensación de saciedad, y por otro lado actúan sobre el páncreas, tanto sobre la célula Alfa como sobre la Beta, siendo esta última la responsable de la secreción de insulina, y esa insulina va a permitir que esa glucosa entre en los tejidos periféricos, por lo tanto, al comer, vamos a tener glucosa en la sangre, esa proteína que segrega el intestino hará aumentar la secreción de insulina y por tanto, utilizarse mejor la glucosa. En cuanto a las células Alfa, producen una hormona llamada glucagón y de alguna manera están frenando la acción de esta hormona que sería responsable de la producción de glucosa por parte del hígado.
Estas proteínas pueden darse bien por vía parenteral, en este caso inyecciones por vía subcutánea, pero también se puede administrar de otra forma, que es bloquear el enzima que destruye esta proteína, la peptidil peptidasa,(enlace en inglés) y si conseguimos bloquearla con estas nuevas familias farmacológicas como las sitagliptinas o la vildagliptinas, se consigue alargar la vida media de la propia proteína que segrega nuestro intestino, con lo que de forma natural se consiguen efectos beneficiosos sobre el control de la glucemia.
Estos medicamentos son más eficaces en pacientes recientes, pero puede beneficiar a cualquier enfermo de diabetes tipo 2. La sitagliptina se administra una sola dosis al día en un comprimido de 100 miligramos, mientras que la vildagliptina al ser en dosis de 50 miligramos se deben tomar dos al día.
La historia del paciente con diabetes tipo 2, es una pérdida progresiva de las funciones sus células Beta, y al diagnosticarla prácticamente sólo funcionan la mitad de estas células y en los siguientes años esa función irá perdiendo. Se puede empezar a tratar la diabetes con distintas familias farmacológicas y así reducir la hemoglobina glicosilada y frenar este cuadro progresivo, pero al ser una pérdida progresiva de las funciones de la hormona Beta, llegará un momento en que un solo fármaco no será suficiente para controlar esa glucemia. Llegado este punto se deberá introducir un segundo fármaco, para progresivamente controlar la enfermedad, ya que atacará la enfermedad por una vía distinta.
En diabetes se ha de diferenciar entre el tipo 1 y el tipo 2, ya que en la de tipo 2 se están perdiendo esas funciones y apenas quedan células Beta, mientras que en la de tipo 1 en el que no existen células Beta y por tanto no hay secreción de insulina y por tanto se ha de administrar desde fuera. Probablemente el siguiente paso en la investigación y tratamiento de la diabetes pasa por el uso de las bombas de insulina, lo que sería crear un páncreas artificial, que produce insulina constante y lo inyecta, y por otro lado los avances en los sensores continuos de la monitorización de la glucosa, que permiten conocer en todo momento los niveles de glucosa.
El consejo principal es tener un buen control metabólico, por tanto es imprescindible un estilo de vida saludable, cuidar la alimentación, practicar algún ejercicio físico, evitar el sobrepeso y evidentemente tomar la medicación necesaria para ayudar y favorecer el control de la enfermedad.
Remarcar que estos medicamentos nuevos, son eficaces y seguros, no tienen peligro de provocar hipoglucemias, y por otro lado, no producen aumento de peso en los pacientes con diabetes tipo 2.
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