Seis de cada diez niños con obesidad lo seguirán siendo en la adultez
Por Paola Bruno / Diario Los Andes
En una consulta de rutina, un pediatra pesa y mide a su pequeño paciente, pero pocas veces le toma la presión arterial y se interesa por conocer el perímetro abdominal del chico. En la actualidad, el sedentarismo y la obesidad obligaron a los médicos a incorporar estas prácticas con los más chicos, ya que los niños y adolescentes padecen una patología que se manifiesta en la adultez, el síndrome metabólico, caracterizado por la presencia de la "pancita".
Esa obesidad abdominal junto con niveles elevados de colesterol (HDL), triglicéridos, glucemia y presión arterial alta caracterizan a este síndrome. "Hoy sabemos que el 60 por ciento de los chicos obesos van a ser adultos con problemas de sobrepeso, esto afecta al corazón y presenta una serie de trastornos metabólicos", explicó Ana Schroh, jefa del Servicio de Cardiología del Hospital Pediátrico Humberto Notti.
Un equipo de este nosocomio presenta hoy un trabajo sobre esta patología en el V Simposio Internacional de Cardiología Vinus (ver aparte).
Un conjunto de alteraciones metabólicas, que tienen como principal característica la pérdida de la cintura, afecta el corazón de los chicos. Schroh manifestó que esto se produce porque el daño cardiovascular comienza a muy temprana edad, entonces, las arterias llegan muy dañadas a la adultez.
"El sobrepeso y la obesidad en los niños ya están generando alteraciones cardiovasculares, que directamente van a afectarlos cuando sean adultos, pero con mayor intensidad", enfatizó la médica.
Si bien este trastorno se está viendo en la actualidad en la provincia, ya en la década de los noventa se estudiaron vasos de chicos que presentaban disfunción endotelial y alteraciones en las arterias aorta y coronarias. "En Estados Unidos, país que tiene muchos obesos, se estudió esto y se comenzó a ver la perturbación arterial. Hoy ya lo estamos viendo en la Argentina", rescató la cardióloga.
En la Argentina se estima que el 28 por ciento de los niños tiene sobrepeso y el 12 por ciento obesidad. Del total de los obesos, se sabe que el 60 por ciento tiene al menos un factor de riesgo cardiovascular, mientras que un 25 por ciento presenta dos o más factores de riesgo cardiovasculares.
Según argumentó Susana Astor de Maniero, endocrinóloga infanto-juvenil del Notti, ya se trabaja con un criterio para hablar de este síndrome en los más chicos.
"Hay diferentes formas de medir los factores de riesgo, según la edad del niño. En menores de 6 años no se habla de síndrome metabólico; mientras que en chicos de entre 6 y 9 años se trabaja con ciertos estándares, otro se usa con los de entre 9 y 15 años y a partir de los 16 años se toma el mismo criterio que en los adultos", dijo la médica.
Cabe destacar que en el caso de los niños, se trabaja con percentiles, es decir, con tablas predeterminadas según la edad y el sexo para chicos. "No se mide como a los adultos, si no que se trabaja con tablas", enfatizó la endocrinóloga.
En el caso de la presión arterial -completó Pablo Domínguez, cardiólogo infantil del Notti-, es muy importante que el pediatra la tome en cuenta. "Además, es clave que se concientice a los padres en el cambio de hábitos, ya que todos estos trastornos en la niñez llegan por la ingesta exagerada de calorías y el sedentarismo", expuso.
Los médicos coincidieron en señalar que los chicos deben ingerir mayores cantidades de frutas y verduras en su alimentación, realizar más ejercicio físico y dejar de lado las gaseosas, que no aportan ningún nutriente.
En una consulta de rutina, un pediatra pesa y mide a su pequeño paciente, pero pocas veces le toma la presión arterial y se interesa por conocer el perímetro abdominal del chico. En la actualidad, el sedentarismo y la obesidad obligaron a los médicos a incorporar estas prácticas con los más chicos, ya que los niños y adolescentes padecen una patología que se manifiesta en la adultez, el síndrome metabólico, caracterizado por la presencia de la "pancita".
Esa obesidad abdominal junto con niveles elevados de colesterol (HDL), triglicéridos, glucemia y presión arterial alta caracterizan a este síndrome. "Hoy sabemos que el 60 por ciento de los chicos obesos van a ser adultos con problemas de sobrepeso, esto afecta al corazón y presenta una serie de trastornos metabólicos", explicó Ana Schroh, jefa del Servicio de Cardiología del Hospital Pediátrico Humberto Notti.
Un equipo de este nosocomio presenta hoy un trabajo sobre esta patología en el V Simposio Internacional de Cardiología Vinus (ver aparte).
Un conjunto de alteraciones metabólicas, que tienen como principal característica la pérdida de la cintura, afecta el corazón de los chicos. Schroh manifestó que esto se produce porque el daño cardiovascular comienza a muy temprana edad, entonces, las arterias llegan muy dañadas a la adultez.
"El sobrepeso y la obesidad en los niños ya están generando alteraciones cardiovasculares, que directamente van a afectarlos cuando sean adultos, pero con mayor intensidad", enfatizó la médica.
Si bien este trastorno se está viendo en la actualidad en la provincia, ya en la década de los noventa se estudiaron vasos de chicos que presentaban disfunción endotelial y alteraciones en las arterias aorta y coronarias. "En Estados Unidos, país que tiene muchos obesos, se estudió esto y se comenzó a ver la perturbación arterial. Hoy ya lo estamos viendo en la Argentina", rescató la cardióloga.
En la Argentina se estima que el 28 por ciento de los niños tiene sobrepeso y el 12 por ciento obesidad. Del total de los obesos, se sabe que el 60 por ciento tiene al menos un factor de riesgo cardiovascular, mientras que un 25 por ciento presenta dos o más factores de riesgo cardiovasculares.
Según argumentó Susana Astor de Maniero, endocrinóloga infanto-juvenil del Notti, ya se trabaja con un criterio para hablar de este síndrome en los más chicos.
"Hay diferentes formas de medir los factores de riesgo, según la edad del niño. En menores de 6 años no se habla de síndrome metabólico; mientras que en chicos de entre 6 y 9 años se trabaja con ciertos estándares, otro se usa con los de entre 9 y 15 años y a partir de los 16 años se toma el mismo criterio que en los adultos", dijo la médica.
Cabe destacar que en el caso de los niños, se trabaja con percentiles, es decir, con tablas predeterminadas según la edad y el sexo para chicos. "No se mide como a los adultos, si no que se trabaja con tablas", enfatizó la endocrinóloga.
En el caso de la presión arterial -completó Pablo Domínguez, cardiólogo infantil del Notti-, es muy importante que el pediatra la tome en cuenta. "Además, es clave que se concientice a los padres en el cambio de hábitos, ya que todos estos trastornos en la niñez llegan por la ingesta exagerada de calorías y el sedentarismo", expuso.
Los médicos coincidieron en señalar que los chicos deben ingerir mayores cantidades de frutas y verduras en su alimentación, realizar más ejercicio físico y dejar de lado las gaseosas, que no aportan ningún nutriente.
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