La obesidad, negocio de muchos

por Laura Elena Herrejón para El Universal
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Como si de la noche a la mañana nuestros niños mexicanos hubieran
subido de peso, autoridades, legisladores e instituciones de salud
declaran su preocupación y firman, junto con el sector privado, el
Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria, con el fin de contener
este problema.

Como casi siempre, la reacción es tardía a lo que ya de años atrás se
veía venir.

En la mira del culpable están las cooperativas escolares por ofrecer a
los pequeños comida chatarra, en lugar de alimentos sanos para su
desarrollo escolar.

Tal parece que hasta ahora se dan cuenta que, a pesar de que los
representantes de las cooperativas de más de mil 500 escuelas en el
Distrito Federal, se comprometieron a acatar los lineamientos de la
venta de productos en la cooperativa escolar, la mayoría no ha
cumplido.

A pesar de que 24 productos están considerados como alimentos chatarra
no adecuados para una buena alimentación, éstos están al alcance de
los estudiantes. Y el porqué es muy claro: por ser un buen negocio.

Y es que, ¿qué niño o niña prefiere pedir una ensalada a una apetitosa
y llamativa dona, o cómo pueden competir las frutas y verduras contra
unos deliciosos molletes o taquitos dorados?

Pero el problema no es sólo de los alimentos que los niños consumen en
la escuela. El problema de fondo viene de la educación alimentaria que
reciben en sus casas. Y de esto poco se ha dicho y menos se ha hecho.

Basta recordar que desde hace tiempo se consume en muchos hogares
mexicanos la comida preparada o enlatada. Así, los productos compiten
en demostrar a los consumidores lo fácil y rápido que es tener lista
la comida en "un abrir y cerrar de lata". Si es saludable o no, es lo
de menos, lo importante es que no requiere esfuerzo ni tiempo para
llevarla a la mesa.

Con el argumento de la falta de tiempo para preparar comida, los
padres de familia se alejan de los mercados tradicionales, que poco a
poco se extinguen, mientras los supermercados se llenan de más
opciones de comida congelada, preparada o enlatada.

Los problemas de salud causados por obesidad son serios, por lo que no
estaría mal que además de ponerse estrictos con la reglamentación de
la SEP, se castigara a los responsables de las cooperativas escolares;
el Poder Legislativo destrabara las iniciativas congeladas sobre el
tema; se restringiera la publicidad de productos chatarra, y se
impulsara una campaña nacional para promover una adecuada alimentación
en la familia mexicana.

Aunque, con tantos intereses de por medio, me temo que la obesidad
saldrá ganando.

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