Inseguridad alimenta obesidad infantil
Por Laura Toribio, para Excélsior
La inseguridad también influye en la obesidad infantil, pues la delincuencia ha orillado a que los niños dejen los parques y se queden en casa, prácticamente sin actividad física.
Son niños que cambiaron los columpios y las resbaladillas por los videojuegos, es decir, que sustituyeron la habilidad de correr y saltar por la de sólo mover los dedos frente a una pantalla.
Rocío Herrera, endocrinóloga del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), explicó que además de los malos hábitos alimenticios, la falta de ejercicio ha provocado que nuestro país ocupe el primer lugar en obesidad
infantil.
Y dijo, que, en parte, los niños han dejado la actividad física por la inseguridad en las calles.
En entrevista, la especialista advirtió que al quedarse en casa los niños ven más horas la televisión, por lo que la posibilidad de convertirse en menores con obesidad o sobrepeso está latente.
Excélsior publicó el pasado viernes que la obesidad, a su vez, es un factor de riesgo para desarrollar diabetes tipo dos en infantes, una enfermedad que antes se creía sólo de adultos y que sin un control adecuado puede causar que lleguen a su vida adulta ciegos o amputados.
Pero los niños obesos no sólo corren el peligro de convertirse en diabéticos, sino en pequeños hipertensos, con hígado graso o síndrome metabólico.
“La obesidad resulta en males degenerativos como la diabetes tipo dos, hipertensión arterial y daño en el riñón, entre otras enfermedades no curables. En México existen en promedio 6.5 millones de diabéticos desde los 20 años de edad”, detalló Rocío Herrera.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006 muestra que 26% de los escolares tienen sobrepeso u obesidad, es decir, un incremento de alrededor de 40% en siete años.
En este contexto, la especialista del IMSS recomendó a los padres de familia llevar a sus hijos al doctor por lo menos dos veces al año para medir peso y talla, ya que durante los primeros años de vida sólo asisten a un consultorio, sobre todo cuando los menores tienen gripe.
En esos años los infantes que inician con sobrepeso se escapan de las manos de los especialistas y llegan a ser atendidos hasta que tienen ocho o nueve años, cuando su problema de obesidad es evidente.
La inseguridad también influye en la obesidad infantil, pues la delincuencia ha orillado a que los niños dejen los parques y se queden en casa, prácticamente sin actividad física.
Son niños que cambiaron los columpios y las resbaladillas por los videojuegos, es decir, que sustituyeron la habilidad de correr y saltar por la de sólo mover los dedos frente a una pantalla.
Rocío Herrera, endocrinóloga del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), explicó que además de los malos hábitos alimenticios, la falta de ejercicio ha provocado que nuestro país ocupe el primer lugar en obesidad
infantil.
Y dijo, que, en parte, los niños han dejado la actividad física por la inseguridad en las calles.
En entrevista, la especialista advirtió que al quedarse en casa los niños ven más horas la televisión, por lo que la posibilidad de convertirse en menores con obesidad o sobrepeso está latente.
Excélsior publicó el pasado viernes que la obesidad, a su vez, es un factor de riesgo para desarrollar diabetes tipo dos en infantes, una enfermedad que antes se creía sólo de adultos y que sin un control adecuado puede causar que lleguen a su vida adulta ciegos o amputados.
Pero los niños obesos no sólo corren el peligro de convertirse en diabéticos, sino en pequeños hipertensos, con hígado graso o síndrome metabólico.
“La obesidad resulta en males degenerativos como la diabetes tipo dos, hipertensión arterial y daño en el riñón, entre otras enfermedades no curables. En México existen en promedio 6.5 millones de diabéticos desde los 20 años de edad”, detalló Rocío Herrera.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006 muestra que 26% de los escolares tienen sobrepeso u obesidad, es decir, un incremento de alrededor de 40% en siete años.
En este contexto, la especialista del IMSS recomendó a los padres de familia llevar a sus hijos al doctor por lo menos dos veces al año para medir peso y talla, ya que durante los primeros años de vida sólo asisten a un consultorio, sobre todo cuando los menores tienen gripe.
En esos años los infantes que inician con sobrepeso se escapan de las manos de los especialistas y llegan a ser atendidos hasta que tienen ocho o nueve años, cuando su problema de obesidad es evidente.
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