Depresión, ansiedad, obesidad
Por Claudia Durán, especialista en Nutrición
La obesidad es hoy por hoy uno de los problemas más graves que enfrenta la sociedad y afecta a las personas en todo ámbito; social, sicológico y físico. Los estudios epidemiológicos según el informe mundial de la OMS, muestran que el 55% de la población adulta, presenta sobrepeso y el 22% es obesa. 1.200 millones de personas en todo el mundo tienen problemas de sobrepeso y obesidad, que es aproximadamente el mismo número de personas que sufren de desnutrición.
En palabras sencillas la obesidad se caracteriza por el exceso de acumulación de tejido adiposo debido principalmente al consumo de alimentos y bebidas hipercalóricos, que incrementan los riesgos de padecer diversas enfermedades, como: cardiopatías, diabetes, hipertensión arterial, ictus e incluso cáncer. Diversos estudios indican que su origen es multifactorial: genético, ambiental, sicológico, por mencionar algunos.
Como tratamiento a la obesidad se requieren cambios en la dieta y actividad física, pero uno de los puntos más esenciales para mantener la baja de peso es el apoyo sicológico, ya que está comprobado que las personas que sufren de obesidad pueden tener una baja rápida y significativa de peso, que en la mayoría de los casos se recupera en poco tiempo. Por ello es fundamentalmente que las personas que sufren de obesidad cuenten con un apoyo sicológico familiar y profesional.
Las personas con obesidad se caracterizan por tener poco autodominio al momento de elegir sus alimentos y poseer hipersensibilidad a los estímulos externos, lo que los hace mucho más susceptibles a la publicidad de alimentos hipercalóricos y a los mensajes de una sociedad que sobrevalora los aspectos estéticos de un cuerpo esbelto. Las personas que padecen de obesidad llevan una vida acompañada de ansiedad, culpa, depresión, grandes carencias afectivas y cognitivas en donde prevalece la baja autoestima, una pobre autoimagen (especialmente relacionada con el aspecto corporal), bajas expectativas de autoeficacia y logro.
Alimentarse en exceso puede ser reconocido en ocasiones como un acto reflejo de escape a los problemas que afectan a las personas, por ello es esencial identificar la problemática que esta gatillando el comportamiento nocivo y así poder tener un punto de partida desde el cual enfrentar la obesidad. Recordemos que alimentarse es uno de los principales placeres de la vida y su vez, una necesidad biológica. Un acto social que nos enriquece como individuos.
La obesidad es hoy por hoy uno de los problemas más graves que enfrenta la sociedad y afecta a las personas en todo ámbito; social, sicológico y físico. Los estudios epidemiológicos según el informe mundial de la OMS, muestran que el 55% de la población adulta, presenta sobrepeso y el 22% es obesa. 1.200 millones de personas en todo el mundo tienen problemas de sobrepeso y obesidad, que es aproximadamente el mismo número de personas que sufren de desnutrición.
En palabras sencillas la obesidad se caracteriza por el exceso de acumulación de tejido adiposo debido principalmente al consumo de alimentos y bebidas hipercalóricos, que incrementan los riesgos de padecer diversas enfermedades, como: cardiopatías, diabetes, hipertensión arterial, ictus e incluso cáncer. Diversos estudios indican que su origen es multifactorial: genético, ambiental, sicológico, por mencionar algunos.
Como tratamiento a la obesidad se requieren cambios en la dieta y actividad física, pero uno de los puntos más esenciales para mantener la baja de peso es el apoyo sicológico, ya que está comprobado que las personas que sufren de obesidad pueden tener una baja rápida y significativa de peso, que en la mayoría de los casos se recupera en poco tiempo. Por ello es fundamentalmente que las personas que sufren de obesidad cuenten con un apoyo sicológico familiar y profesional.
Las personas con obesidad se caracterizan por tener poco autodominio al momento de elegir sus alimentos y poseer hipersensibilidad a los estímulos externos, lo que los hace mucho más susceptibles a la publicidad de alimentos hipercalóricos y a los mensajes de una sociedad que sobrevalora los aspectos estéticos de un cuerpo esbelto. Las personas que padecen de obesidad llevan una vida acompañada de ansiedad, culpa, depresión, grandes carencias afectivas y cognitivas en donde prevalece la baja autoestima, una pobre autoimagen (especialmente relacionada con el aspecto corporal), bajas expectativas de autoeficacia y logro.
Alimentarse en exceso puede ser reconocido en ocasiones como un acto reflejo de escape a los problemas que afectan a las personas, por ello es esencial identificar la problemática que esta gatillando el comportamiento nocivo y así poder tener un punto de partida desde el cual enfrentar la obesidad. Recordemos que alimentarse es uno de los principales placeres de la vida y su vez, una necesidad biológica. Un acto social que nos enriquece como individuos.
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