Cuba: La niñez en Cuba, prioridad vital



Cuba se incluye dentro del grupo de 192 países que conmemoran el Día Internacional de la Infancia que, cada primero de junio, recuerda la Declaración de los Derechos del Niño de 1954 y la Convención sobre los Derechos del Niño aprobada en 1989 por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Esta última se propuso consagrar la fraternidad y la comprensión de los niños del mundo entero y trabajar por el pleno cumplimiento de sus derechos, muchos de los cuales se violan.

Según el Estado Mundial para la Infancia de 2008, uno de los mayores riesgos es la mortalidad infantil, que en el mundo se agudiza con la ausencia de políticas que favorezcan la salud e higiene infantiles.

Anualmente en el planeta, alrededor de dos millones de niños menores de cinco años mueren de neumonía, y aproximadamente un millón mueren por infecciones graves durante el periodo neonatal.

Entre paludismo, sarampión, SIDA, infecciones bacterianas, enfermedades diarreicas y la desnutrición –la mayoría prevenibles-están las causas del 40 por ciento del deceso de los menores de cinco años en el mundo.

Sin embargo, para los niños cubanos, la celebración transcurre en un ambiente de paz, ajeno a las situaciones de pobreza extrema, hambre, explotación y guerras que azotan a los pequeños de otras partes del mundo.

Y es que desde hace 50 años, con el triunfo de la Revolución, el tratamiento a los infantes deviene prioridad vital, incluso antes de nacer, y así lo evidencia el programa materno-infantil.

A pesar de las limitaciones económicas y del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de Estados Unidos, la mortalidad infantil fue de 4,7 por cada mil nacidos vivos al cierre del 2008, lo cual contrasta con la de potencias como Estados Unidos, con una tasa cercana a los seis en el pasado año.

Esos indicadores dan fe de que en la Isla el Día Internacional de la Infancia no es visto únicamente como una fecha, sino como resultado de una política consciente de preservar los derechos de los niños a la educación, a una atención de salud preferente y a ser escuchados, lejos de patrones discriminatorios y de maltrato.

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