El 10 por ciento de los mexicanos padecen diabetes del tipo 2



Entre 7 y 9 millones de personas estarían frenando el desarrollo de México.


Ellos, el equivalente a diez por ciento de la población, padecen diabetes tipo dos, enfermedad que se hereda o se adquiere, principalmente, debido a malos hábitos higiénico-dietéticos que conllevan a terminar con la reserva pancreática de insulina, lo que ocasiona altos niveles de azúcar en la sangre.

Ocho de cada diez diabéticos tipo 2 son obesos, mientras que los otros dos deben su enfermedad a la herencia, pues nacen condicionados en su capacidad de metabolizar los azúcares.

La gente con sobrepeso presenta resistencia del tejido periférico a aceptar la insulina, lo que ocasiona que las células beta del páncreas produzcan la sustancia en grandes cantidades hasta que ésta se termina.

Los números, en efecto, son preocupantes, y en opinión del doctor Arturo Vázquez Leduc, médico cirujano egresado de la Universidad La Salle, en poco tiempo dejarían al sistema de salud mexicano con pocas posibilidades de atender a tantos enfermos.

"La transición epidemiológica trae beneficios como el aumento en la expectativa de vida, pero tiene como consecuencia que deban tomarse precauciones y señales de alerta, pues entre más vieja sea la población, está más expuesta a nuevos factores agresores del ambiente, como es una dieta inadecuada que nos llevará a obesidad o sobrepeso".

En la actualidad, señaló, 70 por ciento de la población mexicana adulta padece sobrepeso. Éste se establece por medio del índice de masa corporal (IMC), el cual es determinado por el peso en kilogramos dividido entre la estatura en metros al cuadrado.

"El rango de normalidad es entre 19 y 24; arriba de 24 y hasta menos de 30 se considera sobrepeso, y al pasar los 30 es obesidad, la cual tiene diferentes niveles.

"Estos individuos son propensos a enfermedades metabólicas como la diabetes", explicó.

La enfermedad y sus complicaciones se presentan cada vez más en gente joven y en etapa de productividad, lo que ocasiona que los costos para atender a gente con este padecimiento sean cada vez más elevados.

A este paso, refirió Vázquez Leduc, "ningún sistema de salud podrá sobrevivir sin prevención, esto es, modificaciones que tienen que ver con dieta saludable y actividad física para mantener peso adecuado y buena condición cardiovascular, y evitar consumir medicamentos, que representan el principal gasto".

Ello sin contar los que derivan de las complicaciones como son infartos, accidentes vasculares cerebrales, infecciones complicadas, amputaciones, prótesis, rehabilitación, retinopatía diabética y costos indirectos que consisten en estancias, transportes o traslados, así como el dinero que deja de ganar el paciente diabético si no asiste al trabajo.

Respecto a ello, citó la encuesta auspiciada por Merck Sharp & Dohme en seis países, incluyendo a México, de la cual derivó que, mientras en este país un enfermo de diabetes gasta 2 mil 459 pesos al mes sólo para reducir el riesgo de complicaciones y mejorar su calidad de vida, en el Reino Unido una persona destina 12 libras (más o menos 300 pesos) para los mismos objetivos.

Lo anterior se debe, dijo Arturo Vargas, a que, por ejemplo, en el Reino Unido la gente confía en su sistema de salud social, mientras que en México preferimos la atención en instituciones privadas por nuestra pobre expectativa de los servicios de salud pública.

Asimismo, el paciente del Reino Unido se adhiere a las indicaciones del médico, mientras que el mexicano es propenso a gastar en segundas opiniones o automedicarse y probar varios remedios que funcionaron en otras personas.

Por desgracia, "las condiciones genéticas de los mexicanos favorecen que nuestra población sea diabética", pero la lucha contra la enfermedad consiste, según el especialista en medicina interna y conferencista en diversos congresos nacionales, en "disciplina y cultura médica".

La acción resulta urgente, pues, según los cálculos, en el 2025 habría 12 millones de mexicanos adultos diabéticos, por lo que, seguramente, los gobiernos de aquel momento, con una población más vieja y enferma, deberán destinar mayor recurso al rubro salud, lo que frenará las posibilidades de desarrollo en otras áreas.

"Igualmente, se debe pensar en el número de personas que dejarían de trabajar o morirían en edades productivas si no hacemos conciencia y seguimos incubando obesos", expuso.

"Es importante que la gente conozca las cifras de lo que te puede pasar si estás obeso o si llevas pobre control de tu diabetes".

Lo anterior, explicó el médico, sólo podrá solucionarse por medio de los esfuerzos de los gobiernos para difundir prevención del sobrepeso, obesidad y diabetes, al igual que invirtiendo en promover la actividad física y difundir conceptos o campañas para poner al alcance de toda la población recomendaciones dietéticas confiables.

Pero eso no es todo, también es responsabilidad de los gobiernos proporcionar seguridad para que la gente pueda salir a caminar o correr, espacios libres para actividades físicas, así como proveer infraestructura para las mismas.

Legislaciones para que los restaurantes midan las porciones de alimentos que sirven, así como las destinadas a evitar que en tiendas escolares se vendan alimentos chatarra, igualmente estarían orientadas a la prevención.

Estas acciones, explicó, ahorrarían gastos en tratamientos o rehabilitación, pues es más costoso atender a un paciente diabético que evitar que contraiga la enfermedad.

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