Campaña de odio

Por Álvaro Cueva / Milenio (Ojo por ojo)

Elige estar bien contigo no es una estrategia de responsabilidad social, es una vergonzosa campaña que promueve el odio hacia los gordos. La rechazo.

¿Qué es Elige estar bien contigo? Un negocio de Televisa camuflajeado de buenas intenciones como lo fue Celebremos México en 2005. ¿Se acuerda?

Fue una supercampaña de recaudación económica y de relaciones públicas que se supone que iba a lograr que todos los mexicanos nos quisiéramos y que reconociéramos lo maravilloso que era nuestro país.

Al final, después de una fortuna invertida en publicidad y producción de programas de televisión, lo único que pasó fue que Televisa cerró un magnífico año a nivel utilidades. Sólo eso.

Elige estar bien contigo es más o menos lo mismo pero peor. Consiste en hacer dinero a partir de algo con lo que casi todos los mexicanos convivimos: la obesidad.

¿Por qué le digo que esto es peor que Celebremos México?

Porque Elige estar bien contigo tiene el respaldo de la Secretaría de Salud, el IMSS, la Secretaría de Educación Pública, la Secretaría de Medio Ambiente, el gobierno del Estado de México, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y el Consejo Coordinador Empresarial.

¿Y? Además de la millonada de presupuestos públicos que Televisa se está embolsando, está la parte del poder, la de la invasión a la vida privada y la del odio.

Elige estar bien contigo es un ejercicio de poder tan descarado que casi nadie se ha atrevido a cuestionarlo.

La obesidad es un problema de salud pública. ¿Y quién se encarga de atender los problemas de salud pública de nuestra nación? ¿Televisa?

Por supuesto que no. Para atender la obesidad, la diabetes, la hipertensión y decenas de problemas de salud pública similares México no tiene a Televisa, tiene una Secretaría de Salud y una larga lista de instituciones derivadas a las que usted y yo les pagamos una lanota en impuestos.

¿Qué tienen que estar haciendo la Secretaría de Salud, el IMSS y el resto de las instancias de gobierno que están metidas en esta transacción entregándole su responsabilidad a Televisa?

¿Qué sabe Televisa de obesidad? ¿Qué credibilidad tienen sus conductores para decirle a los mexicanos qué hacer con sus niños gordos? ¿Usted pondría su salud en manos de alguien que es capaz de hacer ¡Qué tarde tan padre!?

El mensaje es claro: Televisa manda por encima de nuestras autoridades y tan manda que el día que se metió con la salud pública de los mexicanos, nuestro gobierno no sólo no le dijo que no, sino que hasta le ofreció su respaldo.

¿Por qué le digo que Elige estar bien contigo representa una invasión a la vida privada? Porque Televisa, que ya se metió en nuestras casas, no tiene por qué meterse en nuestros cuerpos.

Si usted, sus padres, sus hijos o yo estamos gordos, sólo nosotros sabemos por qué, sólo nosotros sabemos si lo queremos cambiar, sólo nosotros sabemos cómo y cuándo lo vamos a hacer, y Televisa no tiene por qué venir ni a juzgarnos ni a corregirnos.

El problema de la obesidad en México no es un capricho estético, tiene que ver con educación, tiene que ver con la miseria en la que vivimos y, lo más asqueroso, tiene que ver con las contradicciones con las que la misma Televisa nos alimenta a diario.

Es de locos que Televisa nos invite a atascarnos de golosinas, botanas y refrescos azucarados, que luego nos diga que la obesidad es mala y que remate poniéndonos como prototipos de belleza a puros hombres y mujeres operados, alimentados con suplementos alimenticios y que lo único que hacen en el día es ir al gimnasio y dejarse consentir en los spa.

Por eso le digo que esto es una campaña de odio. Elige estar bien contigo, desde su título, es una amenaza para millones de personas.

Estar gordo en México no siempre es una elección. Estar gordo no tiene por qué significar estar mal y estar flaco, estar bien. Y eso de “contigo” es una trampota gramatical para despistar a la opinión pública.

Producciones como ¿Cuánto quieres perder? lo único que están haciendo es estigmatizar a los gordos como personas feas, improductivas y con tantos problemas emocionales que al final uno sólo quiere odiarlas, agredirlas, burlarse de ellas, discriminarlas y mantenerlas lejos, sin trabajo, sin esperanza, sin amor. ¡No se vale!

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