Hélène Delisle: "El hambre no se soluciona con preparados"


Es especialista en Nutrición de la Universidad de Montreal, su departamento es colaborador de la OMS, y forma parte del Comité Científico Internacional de Acción contra el Hambre.

Por Isabel Gallardo Ponce


Hélène Delisle ha visitado varias veces África en los últimos treinta años, en los que ha consagrado su trabajo a la formación y a la investigación de la nutrición, las ciencias clínicas y la agroeconomía en cooperación internacional. Ha gestionado proyectos de investigación sobre estrategias nutricionales basadas en la vitamina A, seguridad alimentaria doméstica y enfermedades crónicas relacionadas con la desnutrición.

Hay 55 millones de niños menores de cinco años que sufren desnutrición aguda. ¿Por qué ocurre?
-Es realmente inaceptable. Sabemos bastante bien qué hay que hacer para prevenirlo. Los factores de riesgo de la malnutrición se relacionan evidentemente con su dieta, pero también con su entorno -sanitario, si tienen agua limpia, si hay higiene al preparar la comida...-. Asimismo, la malnutrición puede resultar de un cuidado inadecuado por parte de las madres o de las personas a cargo del niño. Las causas fundamentales de la desnutrición en los niños se relacionan con la pobreza y con la privación.

¿Qué podrían hacer los países desarrollados para prevenir el hambre?
-En primer lugar, prevenir los conflictos, causados por las guerras civiles, o con otros países. El entorno debe ser protector, de forma que la producción de alimentos pueda continuar, y exista un uso adecuado del agua. Sobre todo se necesita compartir mejor los recursos existentes. La mayoría de las crisis se producen por conflictos, por la especulación de los precios de comida en los mercados mundiales, la crisis energética...

Entre los objetivos de desarrollo del milenio se ha marcado reducir a la mitad el número de los niños que sufren de desnutrición. Sin embargo, los tiempos de crisis están aumentando el número de enfermos. Hay que conseguir que las familias cuenten con dinero, agua limpia, comida y formación para prepararla.

¿La formación de la población sirve para mejorar su situación?
-La educación es esencial. Hay dos factores maternos que se relacionan con la nutrición del hijo: los ingresos y la formación. Según la teoría de David Barker, las mujeres son la clave para mejora la nutrición, pero también importa su propio estatus nutricional. Si no alcanzan un peso correcto durante el embarazo, se eleva el riesgo de dar a luz un niño de bajo peso. Por tanto, tienen un riesgo muy alto de morir durante el periodo neonatal, así como consecuencias físicas y mentales debido a una malnutrición temprana, en el caso de que sobrevivan, y un mayor riesgo de padecer enfermedades crónicas.

Los RUTF (Alimentos Listos para Usar, en inglés) ¿son la cura del siglo XXI?
-Sí. Los RUTF son una especie de pasta con una gran concentración de micronuntrientes. Es un gran progreso, pero no es una herramienta preventiva. Se necesita un enfoque a largo plazo para crear una producción y un abastecimiento local del que se pueda extraer una dieta adecuada y diversificada, con una preparación higiénica. En situaciones de emergencia sí se pueden dar suplementos de comida para prevenir la malnutrición.

¿Qué tipo de estructura es necesaria para que los RUTF lleguen a los niños?
-Lo ideal sería que se pudieran producir de manera local. La logística es muy importante; a menos que la población esté recogida en un campo de refugiados, puede ser bastante difícil poder abastecerlos, y siempre depende del contexto y de la situación. Pero hay que tener en cuenta que se trata de comida terapéutica, que sólo debe darse en situaciones de emergencia y para tratar la malnutrición. Porque el día que no se les proporcione, ¿qué va a pasar? Es importante que se vaya creando una seguridad en la producción de la comida, para que la población pueda acceder a los alimentos. La comida es comida y los RUTF son medicina para el tratamiento de la malnutrición; hay que diferenciarlo bien. No es una solución a la malnutrición en todos los contextos, sino en momentos de crisis, y no sirven para prevenirla.

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