Dos de cada 10 cánceres están relacionados con la comida

Es en los países en vías de desarrollo, mientras que en los industrializados la cifra asciende a 30%. Qué comer desde la infancia para generar hábitos saludables.

Por Paola Bruno / Diario Los Andes

Más tecnología, más globalización y más urbanización generan dietas que incluyen alimentos con un alto nivel de grasas e hidratos de carbono no refinados. Esto se combina con la escasa actividad física y trae como consecuencia alteraciones en el organismo. Estos cambios producen enfermedades crónicas, incluyendo varios cánceres como los de: mama, colon, próstata y esófago.

En los países en vías de desarrollo, la dieta y la nutrición son los responsables del 20 por ciento de estos tipos de cánceres. Mientras que en los desarrollados, la cifra asciende al 30 por ciento. Así lo explican desde la American Cancer Society, de Estados Unidos, organismo que investiga esta enfermedad en todo el mundo.

La nutrición, el alcohol y la actividad física son influencias importantes sobre el riesgo de padecer cáncer. Es por esto que el factor alimenticio puede ser la causa del cáncer que más se puede modificar.

Según los estudios recientes de esta organización, se calcula que entre 20 y 33 por ciento de los cánceres de mama (después de la menopausia), colon, endometrio, riñón y esófago son debido al sobrepeso corporal y la inactividad física. En tanto que el alcohol incrementa el riesgo de padecer cáncer de cabeza y cuello, de hígado y mama.

"Es muy importante crear hábitos de vida saludables para los chicos, quienes tienen que sumar a su dieta frutas, verduras y los padres tienen que ser la clave en la construcción del hábito", indicó Elmer Huerta, presidente de la American Cancer Society, en su paso por Buenos Aires el mes pasado.

Las combinaciones de alimentos que hoy consumen los más chicos en Mendoza también tienen exceso de grasas e hidratos de carbono. "Los chicos y adolescentes ingieren muchas calorías a través de papas fritas y hamburguesas, además, no desayunan. Todo esto produce un desequilibrio en la alimentación, ya que tampoco realizan actividad física", argumentó Ana Yanelli de Araniti, ex decana de Nutrición de la Universidad Juan Agustín Maza.

La entidad internacional brinda algunas sugerencias para reducir el riesgo de cáncer por estos factores. Es recomendable evitar engordar más de cinco kilos durante la vida adulta, tomar no más de dos copas de alcohol por día, moderar la ingesta de sal en los alimentos, comer un mínimo de cuatrocientos gramos de frutas y verduras por día y no consumir ni comidas ni bebidas muy calientes.

"Es una costumbre de nuestros países tomar mate, hay sitios en que ingieren esta bebida con agua muy caliente, esto afecta la mucosa y puede traer alteraciones en el futuro", enfatizó Huerta.

También está comprobado que el consumo de pescado (como el salmón y la caballa) y los granos (como las nueces y las semillas de lino) disminuyen el riesgo de tener cáncer. Mientras que las grasas animales y los alimentos conservados con mucha sal aumentan el riesgo. "Por eso hacemos especial hincapié en la construcción del hábito de una alimentación saludable desde la niñez", dijo el médico.

El gran desafío hoy es modificar este factor de riesgo para evitar el desarrollo de esta patología. El creciente aumento de personas obesas -hay en el mundo un billón de adultos con sobrepeso y 300 millones son obesos- obliga a replantear la dieta. La clave está en la elección de un estilo de vida "activo", con presencia de frutas, verduras y "simplemente agua".

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